Esta planta se reconoce por sus hojas divididas en múltiples hojuelas muy pequeñas, que muestran gran sensibilidad. Al tocarla, sus hojuelas se doblan hacia abajo y se cierran, dando a la planta una apariencia marchita. Este aparente deterioro es pasajero: al dejar de ser molestada, la planta recobra en unos minutos su estado fresco y lozano.
¿Por qué responde al estímulo de contacto? ¿Qué hace que sus hojas se doblen así?
La explicación la encontramos en un tipo de movimiento, propio de ciertas plantas, que se llama sismonastía.
Es una respuesta ante un estímulo de contacto. Al tocar la planta, se da una señal eléctrica en la hoja.
En la base de cada una de las hojuelas existen unas pequeñas bolsas, llamadas pulvínulos, que tienen la capacidad de absorber agua y liberarla con extraordinaria rapidez.
La señal eléctrica provocada por el roce de un intruso llega hasta el pulvínulo y estimula la salida del agua. Al liberarse el agua, las hojuelas pierden la turgencia que las mantiene abiertas y, entonces, se cierran.
La apariencia marchita de la planta no solo aleja a quien quiera comer un follaje fresco, sino que permite que las numerosas espinas queden totalmente expuestas. La sismonastía es, en este caso, una repuesta de defensa de la planta ante una probable agresión.
Por lo tanto, la dormilona no es una planta que se "duerme" o ¡al contrario! Está bien despierta y atenta ante la llegada de cualquier intruso que pueda causarle daño. Constituye, un ejemplo de cómo las plantas perciben y reaccionan ante los estímulos del medio ambiente.
Fuente: http://wvw.nacion.com/zurqui/2002/junio/19/zurqui5.html